Ochenta y dos obras integran 'Tauromaquias', la exposición que esta tarde se inaugura en El Almudí.

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Es, sí, un reto, el que quizá se impuso Antonio Sánchez, cuando dijo de enfrentarse a la exposición que, bajo el título de Tauromaquias, se inaugura a las ocho y media d e esta tarde en la primera planta del Almudí, tras la apertura de otra muestra, que presenta una amplia serie de obras de los fondos pictóricos propiedad del Ayuntamiento. La exposición del pintor murciano abarca ochenta y dos cuadros, en los que el toro, desde que que aparece pastando por el descampado, hasta que muere en el ruedo, es el principal protagonista, siempre acompañado de todos los ritos y parafernalia que entraña una corrida, con las diversas suertes que el diestro también ha de jugar para completar la faena. Antonio Sánchez, pintor que se desenvuelve con la mayor placidez inmerso en el paisaje, afanosamente colorista y en el bodegón, ahora ha recurrido a ochenta y dos obras, para mostrar la esplendidez de la fiesta nacional.

-Parece sorprendente encontrarse con tantos cuadros suyos de toros, cuando hasta ahora no se ha visto ninguno.

-La verdad es que no ha sido un tema que me haya interesado siempre, dentro de mi trayectoria pictórica, pero, desde hace algunos años, me sentía atraido, por la propia dificultad del tema y por lo que significa dentro de la historia de España. Me interesé por la parte pintoresca de la corrida y recordé lo que decía Federico García Lorca de que las corridas era la riqueza vital de España.

-¿También habrá quien se considere menos rico, si no le gustan?

-También decía el poeta que aquellos a quienes no les gustaban los toros era porque habían recibido una educación errónea sobre las corridas. Por esto, yo estoy de acuerdo en que lo que es la historia de las corridas supone una riqueza impresionante. Esto es algo que me ha seducido siempre. Otra cosa es que haya recogido o no esta temática en mis obras precedentes.

-¿Qué ha pretendido, principalmente, con esta serie de cuadros?

-Como me considero paisajista, he pretendido sobre todo captar el ambiente, la atmósfera que se vive y la que vive el torero; incluso lo que en un momento dado pueda sentir el toro, pese a lo complicado que esto llegue a ser. Era una idea que me seducía y creo que ha quedado reflejada en los cuadros que he pintado.

-Con ochenta y dos obras expuestas, se puede reflejar todo, claro.

-Pues he llegado a pintar, a lo largo de dos años, ciento setenta y cuatro. Se trataba de un proyecto meramente personal, porque no sabía si se podrían exponer estos cuadros algún día. Empecé como suelo hacer, cuando me enfrasco en una de mis series. Solo pienso en concentrarme en lo que estoy pintando, para conseguir un mínimo de calidad, y en disfrutarlo.

-¿Y cree de verdad que ha volcado sobre esta obra esa historia o esa atmósfera a las que antes aludía?

-Creo que lo he conseguido en lo que al ambiente colorista se refiere y a la composición. Pienso que queda reflejada esa cultura que envuelve a la tauromaquia, aunque entender de toros no es fácil, porque hace falta un estudio muy elaborado y estar muy pendiente del tema. He aprendido muchas cosas sobre los toros y las corridas, pero, aún así, por supuesto que me queda mucho por aprender. Hay una riqueza impresionante, que es lo que decía García Lorca, pese a que nos han dado unas enseñanzas taurinas muy malas.

-¿Ha encontrado, al enfrentarse a este tema alguna dificultad sobreañadida a su labor como pintor.

-Sí, La dificultad ha sido grande, sobre todo todo a la hora de integrar al animal con la figura humana. La situación, el entorno entre toro y torero, es lo que más difícil ha resultado.

-¿Por qué?

-Quizá, porque yo no soy taurófilo, sino testigo, reportero de lo que está ocurriendo en el ruedo. Viendo una corrida, lo he pasado bien o menos bien, porque no puede negarse que hay cosas de cierto desagrado. La suerte suprema, el momento en el que el torero va a matar al toro es un momento emocionante, pero verlo es ha sido para mí es uno de los peores que he pasado.

-Es que si quiere captar, como antes decía, las vivencias del toro...

-Es difícil, pero esas vivencias se perciben cuándo el toro empieza a quejarse, a mugir; cuando se queja porque lo han picado, o cuando mira al torero, al que tiene delante con estoque preparado... Este es el momento sin duda más trágico.

Fisgoneado en La Verdad.

This entry was posted on 9/11/2009 and is filed under , , , , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.