Estos árboles hay que trabajarlos con mucho cuidado porque tienen muchas pinchas y pueden dañarte la piel o los ojos.

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Chema, como es conocido por todo el vecindario de Beniel, municipio dónde nació y reside, es huertano, pero a lo delicatessen. La tierra es su modo de vida, aunque le ha dado vueltas y vueltas a la cabeza para intentar lograr un cultivo que tuviese gran aceptación en el mercado, y en comercios especializados. Lo ha logrado con un árbol procedente de los trópicos, el jinjolero, pero que debido a los siglos que vienen cultivándose de forma esporádica, está más arraigado en la Región que la misma Cruz de Caravaca, el Puerto de Cartagena o la catedral de Murcia. Las tierras donde los cultiva tienen una gran singularidad histórica: una finca está situada en el paraje de Los Tres Puentes, en El Raal.

- Tanta tahúllas de jinjoleros no irá sólo a sus espaldas.

- Esto es imposible sacarlo adelante uno sólo. Es un trabajo familiar pues al final, y al ir comprobando la rentabilidad, todos nos animamos a arrimar el hombro e incluso a ampliar plantaciones. Me animé a este cultivo con mi vecino benielense Vicente Serrano. Posteriormente empezamos en El Raal, y ahora incluso hemos plantado una gran parcela en Matanzas, en tierras de Santomera. Así que la cuadrilla la formamos: mi padre, Pedro García, El Catorra; mi tío, Manuel González, y mi hijo José María, Chemita.

- ¿Cómo se animó usted al cultivo de jínjoles?

- Trabajo mucho la tierra, también comprando y vendiendo en las Lonjas, y a la inversa, y me daba cuenta que muchas frutas y cítricos no eran rentables. Si bien los comerciantes buscaban algo novedoso y no excesivamente caro. En los jínjoles encontré la solución. Los árboles los compre hace quince años a Juan El Magdalenas, en la Vereda de la Basca, de Beniel. Tienen muy buena venta en el mercado nacional.

- ¿Requieren muchos cuidados los árboles?

- Sobre todo realizar mucha escarda; es decir, quitarle muchas ramas pues crece mucho. Este trabajo es muy complicado porque son árboles con muchas pinchas en forma de garfios y hay que tratarlo con mucho cuidado para que no te dañe la piel o los ojos. Si los dejas pueden alcanzar los veinte metros de alto. Riegos necesita pocos, son casi salvajes; si bien conviene darle varios riegos en verano para tener una cosecha productiva.

- ¿Cómo es la madera?

- El tronco es muy recto. La madera no tiene nudos, es muy dura y fibrosa. Es muy apreciada para hacer con ella las típicas postizas y los bolos huertanos, precisamente por las características de la madera.

- ¿Cuándo produce los frutos?

- Hay muchas variedades. Estos en concreto son del tipo gigante, llegan a tener el volumen como de un huevo de gallina; sin embargo no pesan casi nada. Hay muchas variedades; los hay de forma alargada, e incluso en forma de bellota. Tiene dos cosechas, la primera nace de las ramas más viejas, y se pueden recolectar para principios de septiembre; para las ferias de Murcia, y de muchos pueblos. Una segunda cosecha nacen en las ramas nuevas, están más dulces y son de inferior tamaño; estos se recolectan en octubre.

- ¿Cuántos kilos pueden recogerse?

- Lógicamente depende de lo grande que sean los árboles. Pueden hacerse muy grandes, pero no conviene dejarlos que crezcan mucho pues entonces se hace imposible cogerles el fruto. En El Raal tenemos ciento catorce árboles y le recogemos unos cien kilos a cada uno.

Fisgoneado en La Verdad.

This entry was posted on 9/12/2009 and is filed under , , , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.