Nuestra estrella el Sol.
9/11/2009 | Author:

Nació hace unos 4,6 mil millones de años tras el colapso de una vasta nube de gas y polvo. El Sol tiene suficiente combustible como para durar otros cinco mil millones de años.

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Los humanos tenemos una inmensa suerte con disponer de una estrella cercana: el Sol. En realidad es algo más que suerte. Sin esta circunstancia lo más probable es que no existiera la vida sobre la Tierra. También es providencial que nuestra estrella no pertenezca a uno de los muchos pares de estrellas que hay en nuestra galaxia porque casi la mitad de las estrellas son dobles. Por otra parte, la estrella que tenemos a unos ocho minutos y medio de luz (150 millones de kilómetros) se encuentra a una buena distancia para su observación y estudio y es un astro absolutamente normal. Una de las muchas estrellas que pueblan el firmamento. Salvo el hecho de ser nuestra estrella no tiene nada de particular. No es gigante ni enana, ni muy brillante ni de las más débiles, ni muy caliente ni de las más frías. Se encuentra en la mitad de su vida y no es joven ni vieja. Técnicamente es una estrella amarilla de clase espectral G que se sitúa en la secuencia principal del diagrama que clasifica a todas las estrellas, el diagrama H-R l.

Considerando la distancia, las otras estrellas se encuentran ya a distancias inimaginables de decenas, centenares o miles de años luz (un año luz equivale a 9,6 billones de kilómetros). Si tenemos en cuenta que el brillo de una estrella disminuye de acuerdo con el cuadrado de la distancia, entenderemos por qué el brillo del Sol es unos diez mil millones de veces mayor que el de Sirio, la estrella más brillante del cielo nocturno. A la misma distancia que el Sol la estrella Sirio sería casi treinta veces más brillante. ¡Menudos veranos con un Sol así de caliente!

Por el momento, esta estrella mediana y normal que brilla en el entorno del brazo de Orión de nuestra galaxia tiene el privilegio único en el Universo de hacer posible la vida de unos seres inteligentes capaces de estudiarlo y de admirar la grandeza del Cosmos.

El Sol se apagará... pero falta mucho todavía.

Aunque considerado con criterios humanos el Sol parezca eterno sabemos desde hace poco más de medio siglo que el Sol nació hace unos 4,6 mil millones de años a partir del colapso gravitacional de una vasta nube de gas y polvo. El material del centro de la nube resultó tan comprimido que se calentó lo suficiente para desencadenar una fusión nuclear. Del material sobrante que quedó orbitando alrededor se formaron los planetas y otros cuerpos del Sistema Solar. Hoy el Sol continúa fusionando átomos de hidrógeno para formar helio en su núcleo. En este horno, y a más de 15 millones de grados, cada segundo unos 600 millones de toneladas de hidrógeno producen 596 millones de toneladas de helio. Einstein, con una ecuación sencillísima (E = mc2), nos enseñó que las cuatro toneladas restantes de hidrógeno se convierten en energía. Aquí radica el enorme poderío del Sol. La mayor parte de esta energía es en forma de rayos gamma y rayos X invisibles al ojo. Estos rayos caminan hacia el exterior atravesando los 700 mil kilómetros que le separan de la superficie en un proceso que dura siglos por la infinidad de choques que se producen con otras partículas y llegan a la superficie tan fresquitos como los 6 mil grados que dan el color amarillo a su superficie conocida con el nombre de fotosfera o esfera de luz. ¡Y entonces lo vemos!

El Sol, como todas las estrellas, evolucionará pero tiene suficiente combustible como para durar otros cinco mil millones de años. No hay que preocuparse, aunque el Sol se apagará... falta mucho todavía. Así es que aún tendremos muchos veranos tan calentitos como el presente.

Fisgoneado en La Verdad.

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