'El cura obrero' presenta su último libro, 'La fuerza de la esperanza en un enfermo', con su experiencia de cómo afronta el cáncer.

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José Tornel, el cura obrero, como es conocido por todos, es un guerrillero en pleno campo de batalla. Siempre en beneficio y luchando por el bienestar de los demás, por su feligresía, y por todos los murcianos. «Yo soy ante todo muy plural, respetando a todo y a todos», se define así mismo Tornel. Ha promocionado equipos de fútbol, fue consiliario de la Hermandad Obrera de Acción Católica y ahora cumple cuarenta años de sacerdocio. Ha escrito tres libros, el último se presentó anoche, en el Barrio del Progreso, y lleva por título La fuerza de la esperanza en un enfermo.

- A usted no hay nada que le aminore, ni la enfermedad a la que más terror le tiene hoy la sociedad como es el cáncer. ¿Por qué ha escrito este libro? ¿Qué quiere transmitir?

- Es mi experiencia personal ante el cáncer y también aportaciones de otras personas que lo han padecido. En él expreso que este tema, socialmente visto como tabú, puede tratarse desde un punto de vista humano, con los apoyos de la ciencia, de quienes te rodean, y ante todo con la fuerza personal y energía que cada uno tiene dentro de sí para luchar y llegar a mejorar y mantenerse incluso donde los médicos no se lo explican. Transmito la fuerza de la energía mental, la que uno tiene. El libro no habla de religiosidad porque yo sea sacerdote, sino de la respuesta que el enfermo puede dar partiendo de una realidad concreta que de pronto tiene que afrontar. Puede responder con la fuerza de la fe y con esperanza, indistintamente de saber cuál puede ser el final. Partir siempre de las energías positivas interiores de cada uno, pero jamás tenerle miedo.

- ¿Qué ocurre si tienes miedo?

- Tienes que redescubrir la alegría y la esperanza. No puedes vivir resentido y atemorizado por una situación en la que la persona está desprotegida. Aunque quieran echarte el salvavidas con la medicina o apoyo de otras personas, tú no lo ves. En esta situación no eres capaz de creerte que puedas cambiar y mejorar. La persona se despersonaliza según sea la intensidad de ese miedo que puede incluso llegar a convertirla en su peor enemigo. Si tiene esperanza en las energías positivas que él mismo lleva dentro de sí, tiene mayor porcentaje para salir adelante o, por el contrario, sumergirse en un crack y caer en la derrota; no sólo ante la enfermedad del cáncer, sino incluso ante cualquier situación adversa de la vida.

- ¿Tan importante es apoyarse en esas energías positivas internas de cada uno?

- Por supuesto. Las personas ante un problema puede acobardarse y llegar incluso a intentar quitarse la vida, o afrontarla con plenas energías, con las que él mismo posee.

- Ante el cáncer, ¿quién afronta mejor la enfermedad, el cristiano o quien no lo es?

- Por principios, el cristiano tiene unos valores más objetivos. Mantiene una referencia en lo trascendente. El agnóstico -y pido disculpas a las personas no creyentes-, primero acuden a otros valores, tienen que tener otros referentes. El creyente, además de los valores que tiene en sí como persona, tiene otros por añadidura, siempre piensa en aquello de 'Dios me ayudará'.

- ¿Hay que ir entonces mucho a misa?

- No por ir a misa se cura antes el cáncer si la eucaristía no la personaliza el enfermo. Cuando él se hace cuerpo con Cristo y lo interioriza entonces cobra la fuerza más suprema. Mucha gente va a misa por el ritual y por el cumplido social. Es una satisfacción de conciencia religiosa cuando uno se introduce en ella, diríamos que recarga las pilas. En definitiva Dios está dentro de uno mismo.

- ¿Qué valores serían entonces los más curativos para afrontar el cáncer según su experiencia personal?

- El descubrimiento que uno es más persona. Los sentimientos de bondad, los gestos de solidaridad a la vida y a la naturaleza y a todo ser viviente facilita el profundizar en todo lo que tenemos dentro de nosotros mismos como personas. Echar una mirada hacia el interior de uno mismo y redescubrirnos en aquello que tenemos de positivo para reforzarlo. Alegrarnos de disfrutar de la experiencia de que ante todo, somos personas. Tener la certeza que Dios está en uno mismo y él intervendrá con uno cuando sea conveniente, es el 'Dios rogando, y con el mazo dando'.

Fisgoneado en La Verdad.

This entry was posted on 9/29/2009 and is filed under , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.