Cultura y Tradición a través de Imágenes

Los vecinos de Campo López son de los pocos que habitan en la diputación de Carrasquilla.

Si Joaquín Sabina tiene especial interés por mudarse de la Calle Melancolía al Barrio de la Alegría es porque desconoce la existencia de la calle Eternidad, el callejón del Paraíso, la calle del Sol o el Atrio de la Tertulia, en Campo López, uno de los parajes de la diputación de Carrasquilla. Su población es escasa en invierno aunque aumenta durante los fines de semana y en los meses de verano. Allí se toman en serio aquello de que el mundo no va a ninguna parte y por tanto no hay ninguna prisa.

A menudo se identifica Campo López como la diputación en sí misma por ser el principal núcleo de población de la que realmente es la pedanía, Carrasquilla, donde predomina un paisaje de almendros y olivos. La orografía dificulta la existencia de parcelas cultivadas aunque existen sectores en los que sí aparecen frutales como naranjos. La carretera que lleva hasta Campo López es serpenteante y una de las preferidas por los aficionados a la bicicleta por las fuertes pendientes y por la belleza de los paisajes. Estos visitantes sobre ruedas constituyen toda una alegría para los autóctonos, que día tras día ven como su pedanía se queda sin gente. En los últimos once años. Campo López ha perdió más de un tercio de sus habitantes.

Las calles de Campo López no tienen nada en particular y a la vez lo tienen todo. La calle Eternidad es una invitación al sosiego permanente, y además, con un poco de suerte, hasta puede convertirse en un especie de aula de la naturaleza en la que observar diferentes especies de aves. Como en toda aldea que se precie, no falta el bar, que en estos casos hace las veces de centro social. Tampoco la estampa del vecino apoyado en su bastón, sentado y mirando a ninguna parte con la cabeza cubierta por un sombrero.

Los hornos de leña en plena calle aún funcionan y de qué manera. La escuela unitaria que existió en su momento ya no es tal. La pista deportiva se conserva y también el edificio, aunque ahora el que la utiliza es el médico que cada miércoles se acerca hasta el paraje para chequear a los que aún quedan.

Fisgoneado en La Verdad.